26/07/2006 -
El 23 de agosto
Castells anunció una marcha con Moyano
Pedirá aumento para los jubilados
Dos dirigentes polémicos, uno cercano al Gobierno y otro opositor, marcharán juntos para reclamar un aumento a los jubilados. Se trata del piquetero Raúl Castells y del líder de la CGT, Hugo Moyano, que se movilizarán al Congreso el próximo 23 de agosto.
Así lo anunció ayer el líder del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD), al término de la asamblea de jubilados y pensionados que se realizó en la sede de la CGT, en el edificio de Azopardo 802.
"No se puede discutir salarios si no se discuten las jubilaciones; debe haber un aumento del 82 por ciento móvil para los pasivos", reclamó Castells. Destacó, además, que la cúpula de la CGT aceptó acompañar la movilización del MIJD "sin condicionamientos".
El piquetero señaló también que hubo un "compromiso público" por parte del líder camionero para llevar el reclamo de los jubilados a la reunión del Consejo del Salario, la Producción y el Empleo convocada por el Gobierno para el próximo jueves.
"No reclamamos sólo el aumento del haber mínimo, sino también el proyecto oficial para liquidar y cerrar el PAMI", añadió Castells.
Viejos amigos
Pese a la diferencia de posiciones respecto de la gestión de Néstor Kirchner, Castells y Moyano tienen una amistad de larga data. Desde las primeras detenciones del dirigente piquetero, hace más de seis años, el camionero se pronunció públicamente por la liberación de Castells.
El último abrazo público de los dirigentes desató un revuelo en la cúpula de la CGT. Fue en agosto de 2004, cuando Moyano compartía la titularidad de la central obrera con José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Susana Rueda (Sanidad).
La decisión del camionero de recibir a Castells causó el primer foco de pelea en la central sindical. Rueda cuestionó la necesidad de la CGT de entrevistarse con el controvertido líder de desocupados, pero el camionero le replicó públicamente. Finalmente Moyano quedó como único secretario general de la central obrera.
Fonte: La Nación
|